martes, 7 de abril de 2015

Le llaman Jesús



Sabemos mucho acerca de Jesús, pero hay unas ciertas características que tendemos a olvidar al leer su hermosas Palabras, Él se hizo hombre, fue de carne y hueso,  sin un hogar, hasta incluso puede que en algunas oportunidades no tenía un lindo perfume. Sé que por la deidad de la historia, tendemos a ignorar su humanidad y es por ello que mencionaré algunas a continuación.
   
Él no tenía un hogar

Una vez que empezó su ministerio público, Jesús tuvo una vida nómade. Vivió en los dormitorios prestados y en más de una noche pudo contemplar las estrellas que el mismo había diseñado, durmiendo en patios. Muchas veces comía de las dadivas que le entregaban, se sostuvo sin trabajo y sólo poseía la ropa que llevaba puesta, o al menos no tenía un guarda ropas como muchos solemos tener. “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos…” pero Jesús no tenía nada.
Me estaba olvidando que no había desdorándote en aquella época y luego de largas caminas, ¿te imaginas? Por otro lado las sandalias no estaban acolchadas o tenían todo el confort necesario para mantener sus pies limpios, sino que sus pies solían estar cubierto de tierra.
   
Era un tipo controversial

El no tan solo decía ser el Hijo de Dios, sino que también desafiaba y cuestionaba a maestros y autoridades.
Cuando los judíos vieron los milagros que Él realizaba, buscaron en Él a un mesías que lideraría una revolución contra los romanos y de esta manera evitar pagar todos los impuestos que el imperio demandaba. Sin embargo Jesús descarto tal posibilidad encendiéndose de aquellas personas.
A pesar de los milagros que había realizado, de la popularidad que había alcanzado y con la seguridad que desafiaba a los líderes, cuando vinieron por Él, no dudo en entregarse de manera sumisa, ante la posibilidad de haberse defendido prefirió morir en manos de sus opresores, por amor a nosotros.
   
Su pandilla de amigos no era la mejor

En vez de relacionarse con maestros y rabinos, el prefirió invertir su tiempo con pescadores, recaudadores de impuestos, enfermos, ladrones, prostitutas e ignorantes.
De seguro que la junta que Jesús tenía no era la mejor, sin embargo en todos Él pudo marcar la diferencia y darle un cambio de vida totalmente diferente. Sin lugar a dudas en cada uno de ellos, trazo una nueva historia dejándolos marcados de por vida.
   
Él era Dios

Por mucho tiempo, muchas personas se han autoproclamado Dios, o ser el Mesías, pero teniendo estas personas siempre han tenido una doble vida. Pareciere como si fueren personas de doble vida, por un lado seres divinos por el otro lado personas con graves problemas pecaminosos. Sin embargo Jesús se levanta entre todos ellos para mostrar una vida integra, todo lo que predicaba era un reflejo de su propia vida. La santidad de la que hablaba, era un reflejo de su caminar santo y puro.
Las personas no se enamoran de una fábula para convertirse en mártires. Todos los que creyeron Él se enamoraron del Dios vivo hecho carne.
   
Él era hombre

¿Sabías que Él se hizo como nosotros? Eso no quiere decir que fue semejante a una persona de carne y hueso, sino que realmente lo fue, y al igual que nosotros Él era una persona que luego de largas caminatas, se cansaba y tenía la necesidad de dormir, tuvo hambre, en ocasiones supo enojarse y como muy buen hombre, Él también lloró. Simplemente Jesús fue un hombre, con necesidades físicas, emocionales y espirituales.
Sí… Él es el Dios supremo, creador de todo el universo, hacedor de cada una de las maravillas que vemos en este mundo, el que está ocupado en grandes propósitos, y que también está preocupado por nosotros. Es por ello que no podía ser excepto a nuestros dolores y sufrimientos, Él conoció muy de cerca todo lo que padecemos en el afán que trae cada día, y su respuesta es “NO TEMAS, YO SOY EL QUE ESTA CONTIGO”
Ante la soledad amenazante, que podemos sentir en medio de nuestras tormentas, Él extiende sus brazos para rodearte con su cálido amor permanecer con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
   
Él TE AMA

Puedes tener cientos, miles y millones de preguntas sobre Jesús, yo también las he tenido y quizás queden muchas por responder, pero que hermoso fue descubrir la respuesta de estas preguntas que tenia de más pequeño ¿por qué tuviste que dar tu vida por mí? ¿Por qué los látigos? ¿Por qué la humillación? ¿Por qué la corona, los clavos y el madero? ¿Por qué semejante sacrificio?
La respuesta fue simple “PORQUE TE AMO”
Él tomo nuestro sentencia de muerte, no teníamos escapatoria, sin embargo entrego su propia vida, para derrotar a la muerte para darnos vida… Solo por AMOR, por amor a nosotros dio su vida y es por ello que también le amo.

Escrito por Matías Araya
Tomado de History Maker

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